Si la semana pasada hablábamos del bacalao como el rey de la cocina de Cuaresma, hoy tenemos que hablar del dulce típico por excelencia de la Semana Santa: La torrija.
La teoría que existe sobre el origen de este dulce se remonta al siglo I d.C. En la época romana, un tal Marcus Gavius Apicius proponía una receta bastante similar a nuestras torrijas, a base de galleta de trigo, leche, aceite y miel.
Pero esta no es la única teoría que existe sobre el nacimiento de este dulce de cuaresma. Se dice que las torrijas fueron un alimento que nació para abastecer a la población más humilde. Posteriormente siguieron con esta función en la época de Cuaresma, compensando así la abstinencia alimentaria. Por último, una tercera teoría apunta a que se empezaron a preparar en el año 1.600. Estas torrijas eran un remedio para que las mujeres recién paridas recobrasen la salud con mayor rapidez.
Las torrijas no siempre han estado vinculadas con la Semana Santa. De hecho, en el siglo XX era una práctica popular servirlas en las tabernas madrileñas acompañadas de una copita de buen vino.
Hoy en día las consumimos sobretodo durante la Semana Santa. Sin embargo, ya es más frecuente ver expuestas torrijas en los escaparates de las pastelerías en fechas anteriores. En comunidades como el País Vasco son un dulce que se toma también en Carnaval, eso si, con el nombre de «tostadas»
Existen muchas variaciones de torrijas. Además de bañadas en vino, miel o con azúcar y canela, existen recetas que incluyen relleno de cacao, naranja, zanahoria, yogur o con Baileys. Sea como sea tu receta, la clave se encuentra en el pan que utilices. Debe estar duro de unos 3 días.
Las torrijas no sólo existen en nuestro país. Existen distintas versiones procedentes de otros países que guardan cierta similitud con nuestras torrijas. Por ejemplo, en Francia podemos encontrar el pain perdu, en Portugal, las fatias douradas y en Estados Unidos, las french toast.
Hay tantas versiones (incluso saladas) que es difícil resistirse a esta receta. Así que vosotros no os reprimáis. Es tiempo de torrijas y el cuerpo lo sabe. Elegid vuestra versión favorita y ¡A disfrutar!